Mascarilla y aprendizaje

Mascarilla y aprendizaje

La pandemia del COVID 19 nos trajo la mascarilla como un ítem más de nuestra vestimenta. Por indicación de la OMS y del Ministerio de Sanidad empezamos utilizándola en todos los espacios, cerrados o abiertos y vivimos esta práctica por más de un año. Con la campaña de inmunización llegando a sus objetivos, hoy el uso de la mascarilla en lugares abiertos no es necesario, desde que usemos del sentido común y, sobre todo, de la distancia de seguridad. Sin embargo, en los ambientes cerrados su uso sigue obligatorio y todo indica que seguirá siéndolo durante mucho tiempo.

Pero ¿cuál la influencia de la mascarilla en el aprendizaje? ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

Pues, ¡la verdad, es que mucho!

Llevo más de 15 años trabajando con niños y los últimos cinco años en la parte clínica y me ha llamado la atención el aumento exponencial en la cantidad de niños que empiezan a presentar problemas en el desarrollo del lenguaje oral y escrito, problemas en la comprensión auditiva y dificultades en la lectoescritura.

Analizando la coyuntura que estamos viviendo, me he dado cuenta de como la mascarilla está influenciando esta situación: el lenguaje se transmite, por la voz, por las expresiones faciales y gestuales, además de la fonomímica o el movimiento que hacemos con los labios al hablar. Hablando de la comprensión del lenguaje, aunque en primer plano recibimos el lenguaje a través de los sonidos que nos llegan al oído, nuestro cerebro reconstruye tales sonidos relacionándolos con la lectura labial que hace al mirar a la otra persona mientras habla.

Ahora, si en una simple conversación cotidiana la comunicación ya se ve bastante afectada, imaginemos en un ambiente de aprendizaje, donde el niño debe relacionar diversas informaciones.

Si hablamos específicamente del aprendizaje de la lectoescritura, este proceso se ve mucho más afectado, porque además de recibir el sonido que le llega al oído, el niño debería poder relacionarlo visualmente con la lectura labial para entonces relacionar cada grafema con su fonema y a partir de ahí empezar a comprender como se lee y escribe cada palabra.

Este problema se acentúa todavía más con los fonemas que son parecidos, como es el caso de la /m/, /n/, /p/, /b/, /d/, /t/, /q/ /s/, /c/, donde la posición de la lengua y labios es fundamental para su aprendizaje y normalmente lo aprendemos al imitar la manera que los demás hablan. Así, como he podido confirmar empíricamente, todo el proceso de aprendizaje está siendo afectado por el uso de la mascarilla y sin duda alguna, el lenguaje y la lectoescritura más.

Sin embargo, por cuestión de salud pública no podemos simplemente decidir no usar la mascarilla, sería un acto irresponsable. En este caso, mi sugerencia es que, si notas que tu hijo/hija, alumno/alumna empieza a tener dificultades en la comprensión y expresión oral, en la lectoescritura o en el aprendizaje en general, no dudes en buscar ayuda de un psicopedagogo/a o un logopeda para ayudarle de manera individualizada, previniendo así un atraso en su desarrollo y aprendizaje.

Fernanda Vannini es pedagoga, psicopedagoga, Master en Intervención en Dificultades de Aprendizaje y directora de Integra – Desarrollo Cognitivo y Emocional, un centro interdisciplinar localizado en Daganzo de Arriba. Para conocer más sobre su trabajo, accede a www.integradesarrollo.es

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Guillermo Aguilar

Psicólogo sanitario
Nº Colegiado: M-37100

Graduado en Psicología por la Universidad de Jaén y habilitado en Psicología Clínica con Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid.

En el trabajo realizado con jóvenes y adultos es especialmente indicado para el abordaje del estrés, ansiedad, depresión, autoconcepto, trastornos de conducta, trastornos de personalidad, desajuste emocional, duelo y adicciones.

De manera paralela al trabajo psiterapéutico realizado con adultos, ejerce como Psicólogo Infantojuvenil en calidad de Experto en Psicoterapia Breve con Niños y Adolescentes, por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia.

Con niños y adolescentes, tiene especial atención a las capacidades y peculiaridades de cada caso, así como recogida de la familia y centros educativos. Indicado para el abordaje de estrés, ansiedad, depresión infantil, autoconcepto, baja autoestima y desajuste emocional, trastornos de conducta, trastornos de aprendizaje, déficit de atención, hiperactividad y mediación familiar y escolar.